Mari Carmen Mar, reseña de Almas en el páramo

 

La novela se divide también en tres partes. La primera es la introducción de la novela, ubicación, personajes, descripciones, ambientación, etc., desarrollada en el presente. Aquí es donde se conoce al protagonista llamado “El Doctor”, un personaje excepcional, que en cuanto lo conoces quieres saber todo de él, de principio a fin. He quedado prendada y obnubilada por este personaje. Está claro que es una novela porque en esta vida no creo que haya personas tan buenas como él. Otro protagonista especial es su compañero “Lobo”, leal y fiel hasta la muerte.

En esta parte es también donde comienza el misterio de la novela, en la inmediaciones de “La Bella” aparece el cadáver de una mujer, pues a partir de aquí toca leer, leer y leer.

La segunda parte pertenece al pasado y es donde aparece la familia en cuestión, la familia Altaterra, Diego (el padre) Fernando, Gabriel y Eulalia (los hijos) y narra la historia de la familia, amores, amigos, entorno, etc., justo la parte donde comienzan las traiciones y venganzas. Una familia de estudio.

Y la tercera parte, como es de esperar, cuenta el desenlace final de toda la historia, el nexo de unión de todas las historias y el descubrimiento de los misterios de la novela. Muy interesante saber cómo han pasado las cosas y cuando terminas dices, ufff, todo ha estado ahí y yo sin saber.

Por circunstancias personales y familiares no había podido leerla antes y la verdad es que me ha dejado con emociones, pensamientos y reflexiones que yo misma nunca hubiera pensado. ¿somos almas en el páramo?, ¿almas errantes?, ¿polvo estelar?, ¿existe o no el alma?. Yo soy de las personas que piensa que todo puede ser en esta vida y lo dejo por lo que sea. Claro está que cada persona tiene su propia opinión, pero después de las razones que expone el protagonista en la novela piensas, piensas y reflexionas.

Al principio me costó un poco adentrarme en la novela, porque no entendía muchas cosas, pero conforme avanzas entiendes y quieres saber más y más y resulta que, a Miguel de León hay que leerlo despacio, con calma, con pausa y con tranquilidad, porque su prosa es exquisita, de esa que hay que saborear. Hay frases que son para recordar siempre.

En fin, que os recomiendo esta novela, más que nada por las reflexiones a las que te hace llegar, ¿creíbles o no?, depende de la persona. Lo que sí pienso es que hay que felicitar al autor por la creación y trabajo de esta novela, que ahora entiendo por qué ha tardado tanto en ver la luz. Un trabajo excepcional Miguel.