Miguel de León
Los libros, principio y fin.
A los que leí debo lo que soy; en los que he escrito está lo mejor de mí; los que quisiera leer y escribir, darán sentido a lo que me quede de vida.
Miguel de león, página oficial
Mi currículo, la propia vida
No puedo aportar como currículo más que la rebeldía de un niño que no quiso dejarse derrotar por la adversidad. Cuando llegó a la adolescencia aquel niño había trabajado más que muchos adultos, ya no podía asistir a las clases, le apasionaba leer y soñó con ser escritor. Pero no tenía la edad ni la madurez, y no existía una luz que le iluminara el camino; había que encarar la vida, hacerse adulto, y nos desgarramos él y yo.
Me acompañó en el camino aquel niño enfurruñado que quería escribir, resuelto a forcejear conmigo en cada decisión que yo debiera tomar si a él lo alejaba de su destino. En la soledad de muchas tardes
y muchas madrugadas de sueño esquivo, lo dejé que me ganara algunas partidas. El día en que tuve la noticia de que Plaza & Janés publicaría mi primera novela, resultado de aquellas duermevelas, quedé tan aturdido que necesité refrescarme la cara y, al levantar la cabeza, lo encontré en el espejo, sonriéndome con malicia en el punto del infinito donde confluían su mirada y la mía. “¿Lo ves?”, me dijo, “No has hecho sino dar tumbos para llegar renqueando hasta aquí, donde yo te había dicho que estaba tu sitio”..
Últimas publicaciones
La noche del adiós
Una tarde supe que pasaría,pero me dejé enamorar.Le di mi adiós para que ella callara el suyo.Regresé a la noche sobre mis pasos.Qué terrible sería sin ella,qué triste soledad. Volví la mirada por última vez, ella lloraba.Muchos años han pasado ya.Hoy los hemos vuelto recordar. © Miguel de León
Maniquí
Sabe que es un cuerpo de cartón, un cuerpo hueco, una capa de esmalte, unos ojos de nácar, un ser inerte y vacío que nada puede ni debe sentir. Maniquí observa a los que pasan. Algunos se detienen a mirar su reflejo en el cristal. Nada ven. Los hay que observan un instante, y nada ven. Todas las noches, él viene por la calle desierta, cruza desde la otra acera para mirarla. Se detiene durante unos minutos. Es el único
Fingimientos
Fingió la tarde que sería despejada y azul, mientras las nubes poblaban el horizonte. Fingió la noche que sería serena y amable, mientras se vestía de frío y oscuridad en la lejanía. Fingiste tú ser distinta de la que eras, cuando fingías estar sin techo, indefensa y sola, en la amenaza de la tormenta. Fingí yo no saber de ti, pero te había visto del brazo de hombres mayores que tú. Fingí yo que no había otro deseo en mí,cuando
Noche de brujas
Unos versos para recordar nuestra noche de brujas. La de los que no necesitamos préstamos de otras culturas Octubre decae.Ya llegas, ya te presiento,ya veo tu siluetaen lontananza,ya mi corazón despierta. Estrella fugaz del otoño,ascua de juventud,hechizo de lujuria,embrujo de amor,impúdica flor delpensamiento. © Miguel de León Octubre no acaba. Aún no llegasy ya te vas.Antes de marchar una promesa me harás. Aquí quedaré yo, embelesado y roto de amor, y esperaré por ti otro años más.
La abuela
Llega el invierno, el otoño termina, atardece. Gente en la calle, luces, ajetreo, olor de castañas y dulces, amistad, charla, bebida caliente. Ausencia camina entre el gentío, pasa y observa. No le concierne. Sabe que nada cierto se celebra, que todo en la fiesta es invención y teatro, que unos la secuestran para ritos y otros para ganancias y lucro. Ausencia no tiene familia ni amigos; pero tiene memoria y recuerda. Recuerda un tiempo feliz, el calor de un hogar, los olores de
Mari Carmen Mar, reseña de Almas en el páramo
En octubre de 2016 leí la novela de Miguel de León “Los amores perdidos”, novela que me cautivó, llevando todavía en el corazón la historia de amor de Arturo y Alejandra. En junio de este año vio la luz la nueva novela del autor “Almas en el páramo”, con una portada preciosa al igual que la otra. Llaman enseguida la atención y no tienes más remedio que leer la sinopsis. Almas en el Páramo”, al igual que “Los amores perdidos” es