Una tarde supe que pasaría, pero me dejé enamorar. Le di mi adiós para que ella callara el suyo. Regresé a la noche sobre mis pasos. Qué terrible sería sin ella, qué triste soledad.
Volví la mirada por última vez, ella lloraba. Muchos años han pasado ya. Hoy los hemos vuelto recordar.
Los libros, principio y fin. A los que leí debo lo que soy; en los que he escrito está lo mejor de mí; los que quisiera leer y escribir, darán sentido a lo que me quede de vida.