La verdad manipulada
No esperaba que la condolencia por la muerte de una niña asesinada pudiese tener mucho eco, pero se salió del cauce y se desbordó. Ha roto todo lo previsible: 150.000 veces compartido; 51.000 veces ‘me gusta’; más de 1.300 comentarios.
La verdad manipulada no nos hace mejores. Una una carta de pésame no menoscaba el combate de la mujer por su papel en la sociedad. No, de ninguna manera, porque tenemos memoria y esta era una sociedad asfixiante de todas las maneras en que es posible imaginarlo, para la mujer sobre todo aunque no solo para ella. La causa de la mujer es justa y nos hace falta su lucha. Pero alguien nos está volviendo locos. Por un pésame, por un simple mensaje de condolencia, llevo días esquivando insultos y amenazas, he perdido viejas amistades de Facebook. Si en lo público me han dicho de todo, por Messenger me han pateado. Aunque me han dolido más los silencios clamorosos de muchos a quienes tenía por buenas personas; silencio, no a mis penas que nada importan, sino al pésame por Yaiza.
Tras haber publicado el pésame por Olivia y Anna, las niñas de Tenerife, me sentí obligado a publicar otro por Yaiza, muerta en iguales circunstancias y con diferencia de días. De su caso supe por una gacetilla diminuta en un periódico y al buscar en Internet el resultado era un porcentaje tan ridículo en comparación con el de las otras niñas que sentí lástima y vergüenza. Tuve que dar la razón al padre de Yaiza, que se queja de que su niña a nadie le importa.
La información sobre quién era Yaiza, quién era su padre y quién era su asesina, estaba escondida porque, lo creamos o no esto se propicia por la ley y algunos medios de comunicación lo aplican a machamartillo. Según el manual (porque hay manuales de tan espantoso engendro), si el asesino es un hombre, lo sabremos todo de él y de la víctima; si la asesina es una mujer, se esconde todo. Se trata de que la empatía vaya siempre a la mujer y el odio siempre al hombre. En qué beneficia tal manipulación informativa a la mujer sólo cabe en una mente podrida, pero mentes podridas por los dogmas hay muchas. Por eso del caso de Olivia y Anna se dice que asesinato vicario y machista y del caso de Yaiza que suicidio ampliado.¿Se ve claro?
La verdad manipulada es una forma de mentira, no nos hace mejores, nos debilita, no hará que esta sociedad avance y sea más próspera, más digna, más justa y decente, y no la hará menos violenta. Además de que termina enfrentando a unos con otros, es un esfuerzo estéril, puesto que la verdad acaba por salir a la luz y, en este mundo de las redes sociales, más pronto que tarde. Siempre están ahí los abducidos que creerán sólo aquello que quieren creer, pero los que no admitimos dogmas no aceptamos que el Estado nos diga qué es lo que debemos pensar, porque ya sabemos dónde termina eso. Tampoco necesitamos el oscuro paternalismo de ninguna organización subvencionada a la que nadie ha elegido. Necesitamos y exigimos la verdad, la información veraz, sin retorcimientos ni amaños, que nos permita extraer de ella nuestras propias conclusiones. Porque somos mayorcitos, porque es lo justo y porque tenemos derecho a ella como un bien fundamental de la convivencia. ¡Porque lo dicta la Constitución, carajo!
Tanto si fue una madre como si fue un padre quien puso fin a una vida inocente, no lo ocultemos, digámoslo así; averigüemos las causas, sepamos qué fue lo que confundió a esa persona, qué clase de puertas encontró cerradas, por qué no nos pidió ayuda antes de desatar el horror. Por ese camino podríamos intentar algún remedio basado en el conocimiento. Tal vez, y sólo tal vez, podríamos hallar un modo de evitar la muerte de otra mujer, o la de otro hombre. Tal vez algún día podríamos evitarnos el horror de otro inocente angelito muerto.
Para ayudar a la mujer, mejores beneficios nos aportarían más guarderías, más formación profesional de calidad, más ayuda médica, La verdad psicológica y social. Y un poco menos de chiringuitos subvencionados y vocerío.
Noticia de El País donde, al fin, dice algo del caso de Yaiza.
El asesinato fue el día 31 de marzo, esta condolencia la hice el 12 de junio, el articulito, noticia, referencia o como sea que El País lo llame tiene fecha del 17 de junio.
Mari Carmen Mar, reseña de Almas en el páramo
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